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El lunes 26 de mayo se llevó a cabo en la Iglesia Bautista Betel de la ciudad de Caaguazú un importante Encuentro de Pastores del Departamento de Caaguazú, con el propósito de conversar y avanzar en los preparativos del Congreso Discípulos a las Naciones (CDN) 2025, que se celebrará los dias 26 y 27 de septiembre de 2025 en esta ciudad.
El Maratón Nacional de Oración (MNO) vuelve con fuerza este año y ya se están ultimando los preparativos para su realización los días viernes 8 y sábado 9 de agosto. Miles de intercesores se movilizarán en decenas de localidades a lo largo y ancho del país, uniéndose en clamor por el Paraguay.
El sábado 24 de mayo de 2025 se llevó a cabo un inspirador encuentro en la sede de Misión Nuevas Tribus en Asunción, organizado por CONAMI y la Organización Ñandutí, con el apoyo de la ASIEP – Asociación de Iglesias Evangélicas del Paraguay.
María Magdalena estuvo allí cuando Jesús fue crucificado, cuando murió y cuando fue sepultado. No se apartó, ni siquiera en el dolor. Y fue justamente a ella —una mujer transformada por el amor y la gracia de Cristo— a quien Jesús eligió para aparecerse primero tras su resurrección (Juan 20:11-18)
Sabiendo que no podían hacer nada el sábado (día de descanso), ese viernes, con la tristeza encima y la noche cayendo, corrieron a preparar las especias aromáticas para ungir el cuerpo de Jesús.
En el Gólgota, entre el llanto y el polvo, una madre estaba de pie. Con el corazón traspasado 💔, miró al Hijo que había cargado en su vientre, que había criado, amado ❤️, y ahora lo veía dando su vida en rescate de los pecadores.
En el relato de la Última Cena, Jesús instruye a sus discípulos a preparar el aposento alto para celebrar la Pascua. Aunque los Evangelios no mencionan su nombre, alguien tuvo que ofrecer ese espacio. Alguien limpió, ordenó, dispuso los alimentos, puso la mesa…
¿Y si fue una mujer?
En el corazón de la Semana Santa, específicamente el Martes Santo, Jesús enseñó en el templo una parábola que sigue hablando con poder hasta hoy: la parábola de las diez vírgenes (Mateo 25:1-13).
Maria de Betania hizo algo que pocos comprendieron en su momento: derramó un perfume costoso sobre los pies de Jesús y los secó con su cabello (Juan 12:1-8). Un gesto de devoción profunda criticado por algunos, pero valorado por Jesús como una preparación anticipada para su sepultura.